No es casual, entonces, que los verdaderos primeros trabajos de la obra cinematográfica de Bill Morrison hayan sido proyectados dentro de una sala de teatro, simultáneamente a las interpretaciones de los actores de la compañía Ridge Theater, y no en una función clandestina de medianoche en uno de los cines de la calle 42 como era costumbre 30 años atrás. Artista interdisciplinario, sus objetos audiovisuales han desarrollado una presencia cada vez más fuerte –y específicamente cinematográfica- con el correr del tiempo. Desde sus primeros ejercicios formales pensados, tal vez, como acompañamientos de lo representado en el escenario -entre los que se encuentran Night Highway (1990), Lost Avenues (1991) y Photo Op (1992)- hasta la deslumbrante Footprints (1992), en la cual entran en juego estructuras más complejas y un tratamiento físico de las imágenes estrechamente vinculado a la corriente más extrema del found footage (Jürgen Reble, David Rimmer, Mark Street).
Pero será con The Death Train (1993) que comenzará la línea que atravesará prácticamente toda su producción siguiente: la referencia al aparato cinematográfico, a sus orígenes, a su fragilidad. A partir de este film, que entrelaza imágenes de películas científicas acerca del funcionamiento de cámaras y diferentes dispositivos de registro de imágenes en movimiento con el recorrido de un tren casi fantasmal (aquel ‘tren de sombras’ que describió Máximo Gorki luego de su primer experiencia cinematográfica), todo el universo de Bill Morrison reflexionará sobre esto. De ahí su severo uso y rearticulación de material de archivo. Ya sea bajo estructuras narrativas y documentales (The World Is Round, 1994; The Film of Her, 1996), ensayísticas (Trinity, 2000) o puramente reflexivas (Decasia, 2002; Light Is Calling, 2004; The Highwater Trilogy, 2006). Dentro de una sala de cine o en medio de una obra de teatro, a través de imágenes propias o de miles de metros de material en nitrato descompuesto, Bill Morrison parece preguntarse persistentemente ¿qué es el cine? Consciente de que detrás de toda insistencia existe, a su vez, una resistencia.
[En las fotos, Decasia (x2) y The Highwater Trilogy, de Bill Morrison.]
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